Inseguridad social

camaras de videovigilancia imselLa delincuencia es un fenómeno en alza. Los datos y balances de los distintos cuerpos de seguridad del estado confirman el elevado incremento de delitos que se perpetran en las distintas comunidades de nuestro país.

El aumento de criminalidad supone una grave problemática social que perjudica al bienestar común. Son múltiples los desencadenantes que dan pie a la realización de estos actos que atentan contra la seguridad de la ciudadanía.

El concepto de delincuencia lo podríamos definir como la realización de uno o varios actos que atentan contra el sistema legislativo. Uno de los delitos que más ha crecido en estos últimos años son los asaltos y robos a viviendas y empresas.

El medio, el entorno, las circunstancias, el sistema político, la economía… son aspectos que influyen en la proliferación de los actos delictivos. Desde el inicio de la crisis económica hemos presenciado un claro aumento de asaltos motivados por las desigualdades sociales, la corrupción, la ausencia de medidas factibles, la pobreza, el desempleo, entre otros.

El incremento de actos delictivos, principalmente robos, ha propiciado que establecimientos y familias contraten sistemas de seguridad para garantizar la protección de sus bienes y disuadir a los amigos de lo ajeno. Uno de los sistemas más valorados son las cámaras de videovigilancia, pues la gran eficacia, resolución y visión de estos dispositivos son evidentes. Monitorizar y vigilar las 24 horas del día durante los 365 días del año es posible gracias a la nitidez y calidad de estos sistemas.

Estamos sometidos a una profunda crisis económica, jurídica, social y moral. Este deterioro devalúa el desarrollo sostenible de la sociedad, retrocediendo como cangrejos en el proceso evolutivo de las distintas civilizaciones.

Es fundamental el bienestar de una comunidad social. Exigir que se lleven a cabo acciones contundentes para parar la delincuencia no tan solo mediante la ley sino también con el desarrollo de proyectos y medidas que garanticen un equilibrio de la estructura social en todos y cada uno de los sentidos.

El desarrollo de un sistema social requiere y reclama la formulación práctica de un sistema que garantice unas condiciones esenciales para toda la comunidad, tanto legislativas como morales.

El escepticismo se ha apoderado en gran parte de nosotros a causa de la inexistencia e incongruencias de nuestro sistema político. Es cierto que estamos atravesando una crisis económica bastante dura que exige ciertos recortes, pero ello no significa que se deba oprimir de forma tan drástica derechos y necesidades de los distintos individuos que conforman nuestra estructura social.

Si no paramos los pies de forma radical la evolución de la delincuencia se incrementará de forma aun más notable. La coordinación, el esfuerzo y el entendimiento moral y legislativo de lo que está realmente ocurriendo son los ingredientes clave para poder ser consciente de lo que realmente sucede y hacer frente a la criminalidad de forma global e integral.

La precariedad de valores y de metodología legislativa y educativa son los elementos que influyen en la conducta de los individuos. Debemos exigir a nuestros políticos una armonía que defienda nuestros derechos tanto individuales como colectivos, y prevenir y erradicar la delincuencia de cualquier clase y origen.